¿Sabías que “matcha” significa en japonés “té en polvo? Este polvo verde posee propiedades maravillosas y proviene del país del Sol Naciente: Japón. Nació en China; sin embargo, gracias a los monjes budistas, Japón lo introdujo en sus costumbres y tradiciones. Su valor radica en la delicada recolección.
Es muy delicado de conseguir, ya que antes de recoger a mano las hojas de los arbustos de té, se cubren con una tela transparente. Ello, con el objetivo de desarrollar un mejor sabor y textura. Luego de recolectar las hojas, se dejan secar y de ahí, se le aplica vapor. Con el paso de los meses, las hojas se trituran. Este proceso es fundamental para que el matcha no pierda sus propiedades ni se oxide.
El matcha es un gran antioxidante, rico en vitaminas, minerales y aminoácidos. Protege nuestro organismo del extrés y ayuda a depurarlo. Es rico en zinc, cromo, magnesio y selenio, minerales que contribuyen a elevar nuestras defensas.
Por otro lado, contiene cafeína y L-teanina, componentes que ayudan a aumentar la memoria y concentración.
Para absorber todas sus propiedades, se recomienda consumirlo de manera natural. El ritual japonés está compuesto por una serie de pasos. Primero, calentamos, sin que hierva, el agua a 80°. Luego, añadimos una cucharadita de matcha y removemos con una brocha especial hasta disolver. En la parte superior, observamos espuma. Recuerda que, si lo calientas mucho, este perderá sus propiedades. Además de consumirlo con agua, podemos elaborar bebidas con leche y postres.
Algunos expertos en el tema sostienen que Matcha Kaori, cultivado en las zonas de Kyoto, Uji, Kagoshima y Shizuoka, es el más efectivo. Esto se debe a las mejores condiciones para su crecimiento.
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